sábado, 17 de febrero de 2024

Al otro lado del espejo.

Con los ojos bien abiertos miro la habitación escudriño alrededor para estar segura de que no soñaba, me tranquilizo, todo se encontraba en su sitio, no sobraba ni  faltaba nada, y esbozo una sonrisa, pero  de pronto sentí cómo la sonrisa  se congelaba en mis labios al no saber con exactitud si lo que estaba viviendo era tan sólo una pesadilla o una realidad.

Poco después me dirijo a la cocina me hago un café, necesitaba estar lúcida para pensar con claridad lo que me estaba pasando, me preparo unas tostadas con miel, y me siento a desayunar, pero entonces creo notar que cerca de mí se encontraba algo parecido a como si una mano misteriosa no quisiera que me llevara  las tostadas a la boca, y como si se tratara de un toque de magia, las tostadas del plato cayeron al suelo, pero en esos momentos pasó algo que me dejó atónita, sin llegar a salir de mi asombro, pues al caer las tostadas, y al contacto con el suelo, éstas  produjeron una explosión como si hubieran tenido petardos en su interior.

Todo era tan irreal que ya empecé a preocuparme. Para desconectar de todo lo que me estaba sucediendo, conecto la radio, pero tertulias, y más tertulias. Cambio de dial, todas hablaban de lo mismo, pues en ellas solo se podían escuchar palabras vacías, incoherentes, ministros que al ser preguntados por los reporteros no saben qué contestar, por otro lado periodistas sabiondos dando consejos sin saber nada de política, que para terminar todo parecía un maremágnum, donde se habla mucho y ninguno da soluciones.

Desconecto la radio, pues sin lugar a dudas todo me parecía un desatino.

¿Acaso nos encontramos todos los humanos sujetos por un hilo endeble?

No soy pesimista, pero, ¿Un dedo, simplemente un dedo, dirigido por un demente  puede llegar a acabar con un mundo que ha costado un gran esfuerzo y trabajo crearlo? Y además que muchos de estos políticos no colaboraron ni hicieron esfuerzos `para llegar hasta dónde estamos.

¿Qué está pasando para que los pueblos elijan a seres que se supone están dispuestos a gobernar sin antes preguntarles si tienen sentido  de la responsabilidad y honor hacia su pueblo?

Tampoco entiendo el por qué  se nos culpa a los de a pie por el Cambio Climático, pues de lo que quizás somos culpables, es de la forma de vivir, al contaminar los ríos con nuestra  suciedad, pues eso es una aberración en toda regla, pero no es lo que provoca el tan cacareado cambio climático, pues olvidamos todos en general que la tierra es un ser vivo, y tiene sus ciclos, y no la debemos forzar,  ya que ella sabe cómo seguir su ritmo hasta completar el ciclo que tiene marcado, eso sí, siempre que la cuidemos. Lo que no sé es por qué me he desviado, aunque creo que no… ahora recuerdo, solo quiero decir que nadie por el momento parece ser que ve más allá de las narices.  

Una mañana al despertar después de  haber pasado mucha pesadumbre no me apetecía salir de casa, me siento en mi sillón junto a la ventana con la intención de relajarme, entorno los ojos, sabía que me encontraba muy afectada por lo que estaba sucediendo, y no sé cómo pudo pasar, pero por primera vez creí descubrir por curiosidad algo que fue para mí una extraña revelación pues justo y frente a mi sillón había colgado en la pared un reloj,  me quedé mirándolo durante unos minutos, y  descubrí que sin percatarme de su función me estaba desvelando algo que quizás nunca quise ver, ni  que con su tic, tac, me estaba diciendo que él era el único  idóneo para marcar el tiempo, y que el tiempo que él marcaba era implacable y constante, pues sabía con maestría cómo arrojar de sí los minutos con sus latidos, diciéndonos en cada uno de esos minutos y segundos que hace pasar, que el tiempo que se pierde no vuelve, y que no dejemos para más tarde lo que se pueda hacerse en el momento,  porque el hoy es ahora, ya que la historia se escribe con cada segundo que pasa, por lo tanto no dejemos de que se apodere de nosotros  aquello que nos hace creer  en la entidad de que somos seres pasivos ante las adversidades de otras personas, pues siempre existen y han existido medios para poder atajar los males que provoca el hombre, contra otros hombres.

 Pero ¿acaso nunca llegamos a pensar en lo que puede suponer para cualquier ciudadano, cuando es obligado a tener que salir de su hogar sin la esperanza del regreso y puedan entrar de nuevo en lo que fue su casa?

 ¿Es que los políticos del mundo no sienten que el tiempo apremia y que aumenta cada minuto el sufrimiento de estos seres?

Caro que todo parece más fácil cuando nos encontramos al otro lado del espejo.

FIN




lunes, 5 de febrero de 2024

Al otro lado del espejo 2º parte

Perdona, no fue esa mi intención,  en realidad te llamaba para decirte que estoy muy asustada; hace tan sólo unos minutos han llamado dos hombres a mi puerta, si hubieras visto el aspecto que tenían te hubieras asustado como lo he hecho yo.

¿Cómo eran?

Pues algo así como si hubieran vivido los horrores de una guerra.

¿Dime qué aspecto tenían?

No sé cómo describirlos, pero me pareció por su delgadez, que se encontraban famélicos, esqueléticos.

¿Te pidieron algo?

No les di tiempo a que hablasen pues les cerré la puerta.

Al colgar el teléfono tuve que sentarme, pues intuí que algo grave estaba pasando, pero al parecer yo inconscientemente, tampoco deseaba involucrarme en ello.

Con la mente hecha un lío, salgo a la calle, pues de pronto supe que no podía soportar la soledad y, como una autómata mis pasos o tal vez mi mente hicieron que me dirigiera a la Ciudad Monumental y me puse a caminar por la misma calle por donde vi pasar aquel carro tirado por aquellos jamelgos o pencos.

Entonces pensé mientras pisaba en aquellos cantos rodados milenarios.

¿Y si lo que está ocurriendo fuera una conspiración urdida por unos cuantos para hundir Europa?

¿Hasta ésos límites  llega la ambición del hombre?

¿De dónde les viene ese deseo irrefrenable a estos orates, para querer dominar el mundo?

¿O es que desean ser dioses?

¿Acaso ignoran estos descerebrados de que el hombre nunca podrá llegar a ser un dios? Pues en su locura olvidan que es solo eso, un hombre hecho de barro que cuando cae de su pedestal se deshace como lo hace la mantequilla al sol.

Y pienso  ¿Por qué no se preocupan estos sátrapas que llegan a ser presidentes de una Nación en  leer un poco más de historia para no volver a cometer los mismos errores? ¿O es que ignoran que al repetirlos solo pueden traer aún más destrucción?

No supe cómo pudo suceder pero cuando paseaba bajo la penumbra de las farolas de pronto la calle se inundó de una espesa niebla, las luces de las farolas ante tanta niebla parecían agonizantes, y ésta al ser tan húmeda parecía llorar lágrimas que calaba mis huesos.

 Al mismo tiempo que me preguntaba dónde me encontraba, un espantoso ruido me hizo temblar, pues pude oír como si los edificios a mi alrededor se derrumbaran uno tras otro, iluminados con la atroz claridad de las bombas lo derruido, era como si quisieran mostrar al mundo de lo que podían ser capaces sin llegar a pensar en la gente que lo sufría, mientras  tanto yo seguía caminando como si aquello no fuera conmigo, pues los gritos y llantos se multiplicaban por doquier entonces pensé.

 ¿Acaso me encontraba en el Averno de Dante?, pero yo seguía diciéndome, todo es mentira, no puede ser verdad en el siglo XXI, debe ser uno de esos sueños no  indeseados que por serlos son aún más crueles.

En eso pude ver cómo la gente salía corriendo de una bocacalle parecían despavoridas, era mucha, mucha gente que en su desenfrenada carrera  parecían buscar cobijo en algún lugar, pero que yo no veía ninguno, los sigo con la vista por curiosidad, hasta verlos  llegar a una puerta a ras del suelo que parecía ser un sótano oscuro que por su aspecto parecía ser mugriento,  cuando la miré aquella puerta parecía que hacía mucho tiempo había quedado en desuso.

Me acerco, hago la intención de entrar solo para saber qué era lo que pasaba, pero un brazo fuerte se interpone ante mí que me lo impidió, al parecer no era digna de entrar en aquel refugio, pues no hacía nada  para aliviar el dolor de los que sufrían.

Me alejo de aquel lugar con el corazón contrito, y mientras caminaba, en unos segundos me di cuenta de que había olvidado todo lo que acababa de pasar, mi cabeza se encontraba vacía.

La verdad es que yo al parecer siempre fui así, pues para mí el sufrimiento de los demás no es que me afectase mucho, ya que siempre me acomodé para ser una mera espectadora, pues a mí no me podía pasar nada,  y razoné de manera egoísta para qué preocuparse por lo que esté pasando lejos de mi entorno, y como diría el humorista “Esta guerra no es mía”.

Mientras tanto los ruidos en la noche se magnificaban, pues al parecer se  manifestaban de diversas maneras, a veces  lo percibía a algo similar al siniestro silbido que  produce  un escape de gas, otras ante mis aterrados oídos me pareció que era como los silbidos de los reptiles en celo, todo me pareció espantoso.

 Al llegar a este punto y  para recuperar la calma pensé, que quizás comiendo algo me tranquilizaría, pues mi estómago parecía haberse unido a aquellos espantosos ruidos pidiéndome comida, pero no me atrevo a levantarme, pues en el momento de intentar levantarme un humo espantosamente negro invadió mi alcoba, yo ante este nuevo despropósito me tapo la cara con la sábana, mientras espero el amanecer con ansiedad.

Pero un dolor repentino y  terrible de cabeza me obligaba a tener que salir de la alcoba para tomarme un analgésico, me dirijo al cuarto de baño, pero  una vez en el pasillo las piernas se niegan a caminar, entonces supe que el terror me tenía secuestrada en mi propia casa.

Cuando a duras penas llegué de nuevo a la cama, no supe el tiempo transcurrido porque  desde la torre de la  Iglesia comenzaron a dar siete toques de campana era la hora para que acudieran los fieles a la Santa Misa. Y descubro que mi cara que la tenía tapada con la sábana, y  cuando abro los ojos por fin pude distinguir dónde me encontraba y más  calmada  vi cómo una ráfaga de luz se filtraba a través de la persiana, haciéndome pensar de nuevo que había  tenido otro espantoso sueño, me dirijo a la ventana, subo la persiana, y  la abro  pero lo que pude ver tras ella era que se presagiaba un nuevo día radiante, quizás libre de pesadillas.

SIGUE...




miércoles, 24 de enero de 2024

Al otro lado del espejo


Al otro lado del espejo

 

 

 

No sé qué es lo que me pasa, me encuentro confusa, y en este estado es cuando me vienen a la memoria unos recuerdos, que… creo que, me encontraba paseando por la Ciudad monumental de mi Cáceres mágico, quizás aquel día me sentía influenciada por las noticias de los sucesos que estaban acaeciendo en el mundo. Pues nos estaban bombardeando por todos los medios de comunicación con una aterradora noticia, se trataba de una repentina invasión a una Nación llamada Ucrania, que según los informadores  había sido invadida por los rusos, ante esta noticia me intranquilicé, pero de lo que sí estoy segura es de que ante este recuerdo quise dar tranquilidad a mi alma durante mi aparente y, tranquilo paseo, pero no fue así porque de pronto y ante mí apareció un carro que por su aspecto parecían ser de los años cincuenta, entonces me percaté de que a duras penas era tirado por un par de jamelgos escuálidos que avanzaban lentamente que sin apenas resuello subían el repecho de la calle Ancha de la Ciudad Monumental; creo que me sorprendió ver el sufrimiento de estos animales que parecían subsistir milagrosamente al tirar a duras penas de aquella carga.

Mientras contemplaba el carro, no sé qué fue lo que pasó, pues de pronto vi que la calle se encontraba desierta,  en ese momento me crucé con dos hombres, me fijo en ellos porque me parecieron por su aspecto que estaban famélicos al igual que aquellos animales que acababa de ver, pero enseguida me olvido de aquellos dos hombres al desaparecer de mí vista.

 Y al llegar a este punto, analice a aquellos hombres, y  sin saber el motivo, giro mi cuerpo para seguir con la mirada a donde podía dirigirse aquel carro, pues tuve la intuición de que cargaba con algo que parecía ser demasiado pesado. Pero en esos segundos que me encontré distraída, el carro desapareció de mi vista, que a la sazón apresuré mis pasos, y busqué con afán a mi alrededor hasta encontrar una cochera, pero ésta se encontraba cerrada y, ante este enigma, resignada, seguí mi paseo pues no había conseguido encontrar respuesta alguna a aquel extraño suceso, pero no obstante quedé  intrigada al no poder saber dónde podía haber entrado aquel carro para que desapareciera tan repentinamente, pues al parecer se esfumo ante mis ojos.

Desorientada, intento recomponer mi cabeza, pero de pronto noto que una mano se posa en mi hombro, era una mano fuerte, dura, como la piedra que pretende aplastar la espiga madura  para convertirla en harina. Este hecho me empequeñeció; de repente se oyeron unas risas discordantes que parecían salir de detrás de una de las rejas de uno de los palacios que conforman el conjunto monumental, y  no sé cómo pero pude distinguir la voz de un  hombre que decía; silencio, a mí nadie me discute las órdenes y, ahora voy a hacer lo que siempre deseé; aquellas palabras arrogantes me desconcertaron pues fueron dichas en un tono de soberbia intolerante.

 Ante la inclemencia y crueldad de aquellas duras palabras, sin saber a quién eran dirigidas, yo sentí una opresión en el pecho que creí asfixiarme y, fue cuando mi sexto sentido me hizo pensar de que aquella voz era tan firme y, poderosa que podía ser capaz de hacer cualquier cosa por hacer realidad su capricho. Pues después de aquella voz, sólo se oyó un profundo silencio escalofriante, que sólo fue roto por los llantos y lamentos de niños y, ancianos.

Poco después despierto, y  por consiguiente me relajo al saber que sólo había sido un mal sueño y, al despertar me doy cuenta de que tenía la televisión encendida, entonces pongo toda mi atención en saber de qué estaba hablando el locutor,  en esos momentos se encontraba dando las noticias del día anunciando a bombo y platillo, que Europa iba a entablar conversaciones sobre lo que estaba ocurriendo en Ucrania. Y que por primera vez la noticia estaba siendo documentada por imágenes, y secuencias de lo que estaba sucediendo en aquella nación en directo. Yo me quedé sentada sin dilucidar qué era lo que estaba viendo en realidad, pues sobrecogida ante la pantalla  pude ver cómo unos carros eran tirados por pencos que avanzaban lentamente con su pesada carga por una calle donde el pavimento se encontraba sembrado de barro y  cascotes, y fue cuando pensé horrorizada que lo que estaba contemplando era lo que momentos antes había soñado y, que ahora lo estaba presenciando el mundo entero; pues aquellos carros al parecer iban cargados de cadáveres.

 ¿Era todo un desatino?

Y tras esta información de desconcierto, creo que se corrió ante mis ojos una sutil cortina disfrazada de silencio como tranquilizante, mientras tanto Europa esperaba con ansiedad la solución del conflicto; que al parecer sin éxito.

Cambio de programación y,  a continuación  en otra televisión el reportero comenzaba  a  mostrar casas y, edificios derruidos por las bombas.

 Me quedé pensativa, por unos momentos no supe dónde me encontraba.

Una vez reaccioné sobre lo que en realidad estaba pasando, me dirigí a la cocina, y con avidez bebí un vaso de agua, pero aquel desasosiego no parecía remitir, pues en esos momentos llamaron a la puerta, abro y, ante mí se encontraban dos hombres famélicos, el corazón se me aceleró, eran aquellos mismos hombres que vi en mi sueño, los miro asombrada; me piden ayuda, pero yo al verlos me asusto y, sin saber cómo reaccionar les cierro la puerta, mientras siento mi ansiedad va en aumento, me tengo que sentar, me encontraba mareada, lo que me estaba pasando era nuevo para mí y, creí no poder aguantarlo, mientras me dirigía al salón para descansar en el sofá, el timbre del teléfono me sobresalta, lo cojo asustada.

 ¿Anna te has enterado por las noticias de lo que está pasando?

 ¿De qué noticias me hablas? Dije aún conmocionada ante la visión que tuve de aquellos hombres que llamaron a mí puerta.

Después de hablar unos minutos con mi amiga, me pareció todo lo que hablamos era tan extraño que creí encontrarme  en otra Galaxia, pero lo más descarnado de la noticia para mí  es que era verdad lo que se estaba viviendo en este mundo llamado “civilizado” al parecer era como si todo fuera una película de ciencia ficción, pues ante las cámaras aparecían  como si fuera el fotograma de una película, lo que estaba ocurriendo dando a entender a los demás mortales que al estar tan lejos no nos concernía y estar acaeciendo esta aberración en un punto muy lejano de nuestro país; y que al ser algo tan  inconcebible en el siglo XXI se hubiera producido la invasión a un pueblo, por un presidente con ansias de poder descerebrado.

Un silencio por mi parte hizo que mi amiga se enojase.

¿Me escuchas?, pero yo en esos momentos inconscientemente ya había colgado el teléfono.

 Recuesto la cabeza en el respaldo del sofá, mientras pensaba que lo más indignante de todo era, que al parecer nadie sabía cómo parar esta tremenda atrocidad.

Paseo por el pasillo murmurando, al parecer vivimos en un mundo donde los locos y, los descerebrados andan a sus anchas, aunque al parecer los políticos dicen que se habían empezado las negociaciones para hallar la manera de  atajar este desatino al ser este un especial caso después de casi ochenta años de paz en Europa.

 Pues  los implicados en los conflictos saben cómo empezar un acto bélico, pero ninguno tiene la fórmula para atajarlo, pues una vez ha comenzado es difícil encontrar los medios para cortarlo, ya que todo al parecer se basa en los intereses creados por parte de los políticos, y de las Naciones, por esa razón me parece muy serio que algunos contertulianos del momento en las radios y televisiones se luzcan haciéndose notar diciendo cosas que no van a ninguna parte, incendiando con cada uno de sus comentarios las emisoras de radio, que no se sabe la razón para que en esos comentarios diarios distorsionen con alarmas innecesarias a una audiencia que se encuentra  estresada por los acontecimientos, pero ellos lo hacen para hacer crecer su ego diciendo sandeces de algo que ignoran, pero que a todos nos concierne.

Entonces me siento pesarosa después de haber colgado el teléfono a su amiga. Y coge el teléfono, marca el número para hablar de nuevo con ella.

¿Te sucede algo? Dijo alarmada me habías colgado.



jueves, 11 de enero de 2024

Relato

HISTORIA DE NUESTRA ESPAÑA.

RELATO

 

 

 

Cagayán: Los tercios españoles cuestionan la imbatibilidad de los samuráis

 La batalla de Cagayán tuvo lugar en 1582 y enfrentó a la Armada Española de Filipinas, de Juan Pablo de Carrión, y los piratas japoneses de Tay Fusa. Estos enfrentamientos se saldaron con la victoria española. El suceso tuvo la particularidad de enfrentar a arcabuceros, piqueros y rodeleros españoles contra este contingente nipón, compuesto, en su mayoría, por Rōnin (samuráis sin señor) y Ashigaru (soldados rasos).

Un antiguo relato tradicional japonés narra cómo temibles demonios mitad peces mitad lagartos derrotaron a guerreros con fama de invencibles.

Era el año 1582 y el mundo fue testigo directo de como los españoles derrotaron a los samuráis, en plena expansión mundial española.

La batalla de Cagayán

 Sin embargo, la realidad, muchas veces supera los mitos, y tras este mito se encuentra la Batalla de Cagayán. Una batalla dura y cruel que enfrentó a unos 40 españoles contra algo más de 1.000 japoneses en las costas de Filipinas.

En torno a 1580, en pleno esplendor del Imperio Español, el gobernador de Filipinas Don Gonzalo de Ronquillo envía una carta a Felipe II en la cual le pone sobre aviso de los ataques que las costas filipinas, territorio español, recibían últimamente por parte de piratas japoneses. Estos, atacaron los dominios españoles de la isla de Luzón, con katanas japonesas y artillería portuguesa, a la par que exigían tributos a la gente que allí vivía.

Para combatir a los japoneses, Felipe II envió a un capitán veterano de la Armada, al capitán Juan Pablo Carrión, quien a sus 70 años protagonizará una de las victorias más heroicas, y menos conocidas de los tercios españoles, en Cagayán.

Así, la cronología de los continuos ataques se remonta a 1574 cuando el corsario Li Ma Hong con 3.000 soldados ataca Manila de manera intencionada con el propósito de establecer un señorío pirata. Tras un largo combate las fuerzas hispano-filipinas derrotan a Li Ma Hong, quien sale humillado.

Sin embargo, el problema de la piratería continuó.

Así, en 1580 los piratas japoneses, los wakō, liderados por el temido Tay Fusa, llevaron a cabo un intenso saqueo y sembraron el terror en la isla filipina de Luzón, sobre todo en la provincia de Cagayán.  Como he mencionado anteriormente, el protagonista, el Capitán Carrión, hará frente a los wakō.

Juan Pablo Carrión salió a la búsqueda de Tay Fusa con una flota de unos siete barcos y cinco barcos pequeños de apoyo. A pesar de todo, los españoles sufrieron una cruel batalla pues 40 hombres se enfrentarán a 1.000 japoneses.

En el fragor de la batalla los españoles divisan un barco japonés cerca de Luzón y a pesar de superar en número a los españoles estos consiguen interceptar a los piratas. Los españoles preparaban los cañones mientras los tercios se armaban para el abordaje con sus vizcaínas, picas, y arcabuces.

La artillería de la galera española alcanzó al barco japonés y los soldados de Carrión saltaron a la cubierta enemiga. Sin embargo, los japoneses  obligaron a replegarse a los españoles. Pero los japoneses, aparte de superar en número a los españoles, también contaban con arcabuces portugueses por lo que los tercios tuvieron que retroceder hasta la popa de la galera. Los tercios, lejos de rendirse, forman entre ellos la clásica barrera defensiva en la que los piqueros se apostaban delante poniéndose los arcabuceros y mosqueteros detrás, combinando de esta manera efectiva la defensa piquera con los mortales disparos de los arcabuceros.

Además, Carrión cortó con su espada la driza del palo mayor de la Nao que cayó atravesado sobre la cubierta, creando así, una trinchera improvisada, permitiendo, con ello a los mosqueteros y arcabuceros disparar contra los japoneses de manera más efectiva, hecho que provocó numerosas bajas enemigas. En ese momento, la galera capitana española (San Yusepe) disparaba sus cañones contra los japoneses, que se retiraron a la desesperada que saltaron al agua, pero muchos se ahogaron debido al peso de las armaduras.

Tras esta primera batalla, la flotilla española avanzó por el río Grande de Cagayán, donde se encontró con 18 Champanes japoneses. Este enfrentamiento también culminó con la victoria de los tercios españoles quienes lograron desembarcar a los hombres, y cañones de la galera en un recodo del río donde se atrincheraron próximos a las posiciones del enemigo en tierra.

Ante el ataque español, los piratas japoneses decidieron negociar una rendición, pero exigieron una indemnización en oro como compensación por abandonar el archipiélago. Carrión se negó tajantemente y Tay Fusa ordenó atacar por tierra con más de 600 piratas. Los tercios aguantaron dos asaltos seguidos y, para que a los japoneses les resbalasen los dedos al intentar arrebatarles las picas durante la lucha, untaron los mástiles de éstas con sebo. El tercer ataque se desarrolló con los españoles casi desprovistos de pólvora, pero, a pesar de ello, lograron resistir con coraje y derrotar a los guerreros japoneses.

Tras ello, las bajas a destacar fueron muy importantes, ya que habría que haberlas establecido en su mayoría para los samuráis. Los españoles perdieron entre 10 y 20 soldados mientras los japoneses algo más de 800 hombres

Después de la batalla, los relatos japoneses contaban que sus hombres fueron derrotados por wo-cou, es decir, unos demonios mitad lagartos mitad peces, que atacaban tanto en mar como en tierra. Este relato fantástico y rozando lo mítico  atribuye a los españoles un gran valor al resistir en  clara inferioridad a un enemigo muy feroz y curtido en el arte de la guerra. Los japoneses otorgaron a los tercios de Carrión una fama legendaria.

Consecuencias de Cagayán

Desde que Legazpi descubriera Filipinas unos 30 años antes de Cagayán y hasta 1898 los españoles mantendrán estas islas como parte de su imperio, en parte gracias a la defensa infrahumana que los españoles realizaron en 1582 contra los japoneses. Con ello, se aseguraron años de paz y evitaron, momentáneamente, nuevos saqueos.

Tras la victoria de Cagayán, Felipe II se acercó aún más a China, a la que no veía como colonia pero si como enclave comercial con predominio español. Además, España se consolida reina de los mares.

Cagayán supone, para variar en nuestra historia, un desastre histórico en tanto que la olvidamos, y no la estudiamos en institutos o universidades. La habilidad y la eficiencia, certera, de los tercios españoles deja en entredicho la inmortalidad de los samuráis ya que con unos 40 soldados hacen frente a 1.000, infringiéndoles una severa e importante derrota, humillación si se desea.

La historia de España es obligación que sepamos los españoles, para que no se nos olvide lo que fuimos para no perder la auto-estima.

 

 




martes, 2 de enero de 2024

Neva

 

Anna residía en Cáceres, su edad era, se podía decir era indefinida, pues no aparentaba más de veintitantos años:

Una mañana, recibe una carta que le sorprende al leer el nombre del remitente que le era totalmente desconocido para ella, había sido enviada desde Moscú, la remitente era una mujer llamada Natacha.

Anna rasga el sobre con curiosidad y, comenzó a leer la misiva.

Querida Anna:

No sabes cuánto me ha alegrado la noticia de saber que me vas a visitar en breve, te mostraré todo lo que te pueda interesar de Moscú. Pero debo decirte que desde que nos vimos aquella noche de ferias en una caseta cacereña que, por cierto bebimos hasta perder el equilibrio, confieso, que no tenía ni idea de que te acordaras de mí. A lo que se refiere a la capital moscovita; en todo caso me siento complacida de ser tu anfitriona, creo que hay demasiadas cosas en este país que “quizás” tu desconozcas.

Con mis mejores deseos, que tengas un feliz y agradable viaje.

Con afecto.

Natacha.

Anna perpleja  lee y relee aquella carta totalmente incrédula, las señas no estaban equivocadas, el nombre era correcto, la dirección escrita correctamente.

En unos momentos sin razón aparente Anna se olvida de la carta, que arroja a la papelera que tenía bajo la mesa de su escritorio.

Al día siguiente y mientras tomaba su segundo desayuno con una compañera de trabajo (por hablar de algo) le comenta la carta extraña que había recibido desde Moscú.

Su compañera de trabajo—le dice—y me dices que no conoces a la remitente.

No, para nada, pero la verdad no siento inquietud alguna, pues me ha parecido que está escrita en tono de amistad.

¿De veras no tienes idea de quién pueda ser?

No, por esa razón me parece un tanto extraño.

Cuando a las cuatro de la tarde llega Anna a su apartamento, abre el buzón como tenía por costumbre, y de nuevo fue sorprendida con otra carta que era de la misma remitente, al entrar en su apartamento, la deja encima del mueble de la entrada olvidándola, se encontraba cansada.

Después de prepararse una taza de café, se acuerda de la carta, se dirige al recibidor y la coge, en esos momentos, no pudo descifrar los sentimientos que le produjo el tenerla en sus manos, tal vez pudo ser indignación lo que sintió por saberse implicada en algo que no tenía ni idea, pero también sintió curiosidad por saber qué era lo que guardaba aquella invitación que tan cordialmente le hacía una desconocida moscovita.

Querida Anna:

Solo unas letras más para decirte  que es un honor para mí y mi familia el que por fin hayas decidido viajar a este mi país precisamente en el mes de Agosto; creo que has elegido bien, pues en invierno es casi imposible transitar por la acumulación de nieve que hay en las calles añadiéndole el frio intenso al cual sé que no estas acostumbrada, añadiendo por esa fecha otro inconveniente que hay que sumar que es el intenso tráfico, aunque de eso no te debes preocupar, pues disponemos de una extensa red de metro que sin duda tendríamos que coger; de todas formas puedes venir cuando lo creas conveniente.

Mis mejores deseos.

Quedo a ti disposición.

Natacha.

Anna con la carta en la mano, de pronto, tuvo una negación de la realidad.

Se detuvo unos momentos en el pasillo antes de entrar en su pequeño estudio, en un impulso, de dos zancadas se puso ante su mesa de trabajo, y se dispuso a buscar la primera carta que había recibido el día antes, pero no la encuentra, pues no recordaba haberla tirado a la papelera, mira dentro de la papelera pero esta se encontraba vacía.

Aquella noche le invadió una terrible inquietud no pudiendo pegar ojo en toda la noche, en el insomnio, su cabeza empezó a cernir  una gran incertidumbre que parecía hacerle de imán, un imán que la incitaba a aceptar aquella insólita invitación.

Por la mañana se encontraba extenuada ante el insomnio sufrido, se levanta de la cama con desgana, y al poner el pie en el suelo siente que se encuentra débil de cuerpo y alma, y empezó a dudar de todo lo que le rodeaba, achacando todo su mal a aquellas dos cartas que había recibido; algo le pasó, pues de repente se vio cómo con precipitación era conducida hacia un purgatorio desde donde se podía ver el infierno.

Anna se horroriza ante los recuerdos de uno de los pasajes de la novela de La Divina Comedia, ¿estaría acercándose al infierno?  Pero en esta travesía no tenía a nadie que le acompañara, ella no era Dante, ni tampoco Virgilio, por qué ella, precisamente ella la que caminaba por unas laderas escalonadas y redondas que le hacía atravesar el purgatorio.

Sin apenas saber qué era lo que hacía, decidió averiguar quién le había escrito aquellas misivas que habían desconcertado su vida, pues se veía atrapada por un ente invisible.

Poco después se encontró conduciendo su pequeño utilitario hacia el aeropuerto-- Madrid Barajas  Adolfo Suarez-- para embarcar rumbo a Moscú.

No supo cómo pero de repente se encontró en una plaza rusa lo supo por el idioma, allí en aquella plaza que nada más verla le pareció inmensa, también vio que se encontraban muchos carros alineados, llenos de mercancías para vender que parecían recién traída de los campos por los labradores, algunos se encontraban llenos con sacos de heno, verduras, animales en venta, todo parecía caber en aquella enorme plaza.

 ¿Pero qué era todo aquello?

Cuando Anna mira desorientada aquel entorno, una garganta profunda, invisible—le dijo—yo soy una sombra que te sigue, Anna se quedó casi sin aliento, entonces, y sin pensarlo comenzó a correr desesperadamente por aquella plaza…..no podía ser, no se parecía en nada a la plaza Roja que ella había visto en muchas publicaciones donde se hablan de Moscú, Anna  recuerda el sinónimo de la plaza que en ruso que quiere decir , “bella” pero allí no se veía ninguna belleza, solo desolación y gritos de desesperación.

En la cabeza de Anna empezó a bullir como en una hoya a presión episodios pasados que creyó que no le eran ajenos. Recuerda cosas imprevisibles para ella mientras corría hacia la nada, pues creyó que todo aquello que estaba viviendo estaba transcurriendo en los siglos XVIII, o XIX, en el que el hombre pudo al fin abrir su mente  a las nuevas tecnologías, mecanización, y un conjunto de  inventos científicos de unos cuantos ingenieros, entre ellos se encontraba un español llamado Agustín de  Betancourt que creó máquinas increíbles, viajó por muchos países para importar su reciente tecnología, terminando sus días en Rusia, al ser requerido por el Zar  Pedro I.

La historia cuenta que Agustín de Betancur fue requerido por el Zar para que lo acompañara al litoral del golfo de Finlandia. Entonces el Zar le propuso apenas llegar a Moscú, que su deseo era que se pudiera habitar una pequeña isla que se hallaba en la desembocadura del río Neva, pues deseaba  fundar una nueva ciudad que más tarde pudiera ser la capital de Moscú, y que le pondría por nombre San Petersburgo. Esta proposición  a Betancourt fue el ejecutor como  arquitecto de su magno capricho, pues odiaba con todas sus fuerzas el Moscú de aquella época.

Pero la región por donde transcurría el río Neva tenía un grave inconveniente, era pantanosa y de clima insalubre.  Pero el Zar lo convenció, y comenzaron las obras, pero para Agustín de Betancourt, y aun a pesar de los enormes sacrificios de los hombres que trabajaban en su construcción ya que morían cada día, muchos de los obreros, para realizar esa obra tuvo que reclutar  a la fuerza, a campesinos, y a obreros  por todo el imperio ruso. Cuando al fin se terminó la ciudad, esta fue muy similar a la de Ámsterdam; pues así era el deseo del Zar.

Anna ante estos pensamientos seguía corriendo sin entender que le estaba pasando sus pies se movían inseguros al pisar los troncos flotantes que constituían la cimentación de una ciudad que clamaba justicia para sus muertos. El barrizal a su paso se convirtió en una ciénaga intransitable, pero Anna no podía echar marcha atrás, pues las casas de madera flotaban hacia el mar, entonces vio cómo uno de los troncos era llevado a gran velocidad por la corriente, en él llevaba adheridos cadáveres a la madera que parecían lapas, las mismas que llevan en sus cuerpos las ballenas  por el mar.

Anna mirase donde mirase todo eran lamentos ¡Estaría atravesando el purgatorio! pero ella no era Virgilio ni Dante, ni tan siquiera estaba enterada de que hubiera hecho nada que fuera pecado, no tenía nada de qué redimirse, ¿Pero por qué había perdido la esperanza? Aunque le pareció extraño que allí en aquel purgatorio por donde ella pasaba le estaba pareciendo lo más profundo del infierno, preguntándose  el por qué  se encontraban  tantos  famosos poetas en aquel lugar.

 ¿Poro de que los conocía ella?

Anna supo que en aquella ciénaga había conocido por primera vez el purgatorio, pero también supo que estuvo muy cerca de haber caído en el infierno, solo le faltó un ápice para entrar en el valle dónde se encontraba su otro yo… ¿Qué  le decía a ella el nombre de Agustín de Betancourt? pues no entendía el por qué se encontraba en esos momentos caminando por las calles del purgatorio, entonces se encontró con uno de los guardianes que le habló para pedirle indicaciones de su alma. Anna, poco después, se creyó libre de todo pecado al encontrarse de nuevo en la Plaza roja de Moscú, admirando de forma muy particular su grandiosidad.

 ¿Sería ese el Edén?

No olvides, le decía su conciencia, que ninguno de los actos que puedas hacer buenos, o malos, se quedan por pagar, es una factura intransferible. Anna desde ese momento recapacitó, ella no tenía nada de que reprocharse, ella nunca llevó el apellido Betancourt.

 ¿O  ese apellido Betancourt había desaparecido de su genealogía?

Pero, ¿Quién era Natacha?

Un destacamento de guardia se aproximaba a ella, haciendo vibrar el suelo con los cascos de sus caballos, de repente Anna es obligada a montar, una vez se encontró encima del lomo de un caballo empezó a sentir cómo su montura comenzaba a agitarse teniendo que apretar los muslos y aferrarse a las riendas para no caer, y esperar a que pasara la comitiva.

 ¿Quiénes eran los que formaban aquella comitiva? entonces Anna inspiró profundamente.

Unos años después, Anna regresa a Rusia en calidad de investigadora, una vez dentro del palacio de invierno de los zares recorrió las estancias como su fuera una turista más, al llegar a la galería de los retratos, su corazón se paró de golpe, allí estaba la que supuso era Natacha, pues al encontrarse frente a ella, aquella miraba que le prodigaba desde aquel óleo era cómo si le estuviera desnudando el alma, y supo que le estaba invitando a que entrase en el salón contiguo, Anna, se dirige hacia donde le indicaba aquella mirada, pero cuando empuja la puerta, asombrada pudo ver que en el fondo de aquel salón y, junto a una de las  ventanas por donde se podía ver el helado río Neva se encontraba su abuela, que charlaba animada con alguien que parecía un espectro, Anna no creyó lo que estaba presenciando, pero alguien, se acercó a ella para decirle, Natacha has tardado mucho en venir, ahora te toca a ti quedarte en este palacio, pues tu bisabuelo hizo ésta estancia pensando en que tu vivieras en él eternamente, sí, no dudes, tú eres  Natacha.

Y, éste es tu mausoleo. Anna se tapó los oídos con las manos pues allí se habían concentrado todas las penas de aquellos hombres que hicieron posible el capricho de un zar, pues sin saberlo ella debía purgar al  llevar en sus venas la misma sangre de un hombre que fundó unas de las ciudades más bellas del mundo.

 FIN.

 

 

 




viernes, 29 de diciembre de 2023

FELICITACIÓN

Gracias a todos mis queridos seguidores, me habéis hecho muy feliz, por esa razón, os deseo que este año que comienza sea próspero y de abundancia.

Y no olvidéis que amar la lectura es estar unas horas  en deliciosa compañía.

En Pléyades tengo Jazmín, y en Amazon, todo Comenzó en Mielec, un agente llamado Scott, el alma del universo, y también Jazmín.

Un abrazo para todos.

Seguiré con vosotros hasta que queráis.

TERESA SÁNCHEZ ROMERO.




martes, 26 de diciembre de 2023

Ante la ignorancia mejor es decir NO

ANTE  LA IGNORANCIA,  ES  MEJOR  DECIR  NO

 

 

Aquella mañana, Anna rompe por primera vez la norma que se había impuesto antes de comenzar a trabajar de interventora en uno de los bancos más prestigiosos de Cáceres por su volumen de clientes, puesto que su lema era el de  no levantarse antes de las diez de la mañana, pero aquel día se despertó más temprano de lo habitual, a pesar de haber vivido una semana de frenesí. Todo comenzó desde el día que conoció en la peluquería a una chica llamada Piluca, esta chica no supo cómo la contagio de su vitalidad pues la introdujo en fiestas nocturnas que ella desconocía.

Anna sale a la calle al alba cuando el pavimento de las calles  aún se encontraba húmedo por el rocío,  en los albores del amanecer era perceptible como desprendía del asfalto un vaho que hacía misteriosa la calle desprendiendo una neblina gélida.

La noche anterior Anna estuvo atenazada por unos terribles sueños tan tenebrosos que la introdujeron en algo parecido a vivir en las tinieblas que llegaron a soliviantarla, tanto, que, necesitó con urgencia ir a la iglesia. Una vez en la calle y con la humedad pegada al chaquetón de lana, se dirige con paso ligero a la iglesia de Santiago el Mayor, empuja la pesada puerta que se encontraba entornada, al entrar, su cuerpo tembló, el recinto sagrado se encontraba solitario, en penumbra, se dirige hacia la capilla donde se encuentra Jesús de Nazareno, sus pasos al caminar hacen un eco estremecedor al encontrarse el recinto vacío, de pronto siente frío y, mira de soslayo buscando con la mirada otras capillas por si había algún devoto, pero no había nadie, solo se encontraba ella, entonces nota cómo una sombra parece pasar fugaz junto a ella, que al querer seguirla con la mirada desaparece cómo si quisiera burlarse de ella.

Se arrodilla ante el Cristo, que la mira entristecido, ella le pide misericordia por los pecados cometidos, aún y a pesar de no tener constancia de cuales pudieran ser en realidad sus pecados. De repente su oración fue interrumpida al abrirse una hoja de la puerta de entrada, que al ser tan pesada chirrea  produciendo un estruendo al chocar con la pared de granito, al mismo tiempo, que entraba en la iglesia una fuerte ráfaga de viento que abrió de par en par la puerta bruscamente, haciendo cimbrearse  la lámpara que se hallaba colgando en medio de la nave de la iglesia, que  en esos momentos  alumbraba con una luz  mortecina.

Anna ante esta situación, pierde el hilo de la oración, nunca hasta entonces había sentido tanto miedo en un recinto sagrado y, decide salir del templo, ya en la calle, recuerda la cita que tenía con su amiga Piluca para desayunar. Mientras camina, empezó a encontrarse mal, y pensó que quizás había perdido la fe pues nunca había sentido nada semejante en una iglesia y mucho menos para tener que abandonar sus oraciones. Comino de la Ciudad Monumental, piensa en la cara de Jesús que era de sufrimiento, y que sin saber el motivo salió de la capilla corriendo cómo una cobarde, no se reconocía, pues Él sólo Él podía ampararla ante la desolación que estaba padeciendo.

 Anna no recordaba haber pecado, eso la desconcierta, y, recuerda  si aquel sueño extraño había sido eso, sólo un mal sueño. Con esta horrible duda llega al punto de encuentro donde se había citado con su “amiga” cuando entra en el zaguán del palacio Carvajal, al entrar en el atrio, ve cómo desde lo alto de las escaleras se encontraba Piluca, que al verla baja las escaleras con gesto altivo, Anna al encontrarse a su altura, notó algo raro en su mirada, una mirada que carecía de bondad, entonces se asusta y, piensa, que motivos podía tener para haberla  citado allí.

Y en esos  momentos  se percata que en el centro del atrio, se encontraba un perol donde había un par de ojos que desprendían una mortecina luz roja, Anna ante la sorpresa quiso gritar, pero no pudo, allí se estaba produciendo algo sobrenatural que parecía transcender a la brutalidad.

Mira a su amiga detenidamente y, observa que las manos de su “amiga” eran dos garras similar a las que tienen los osos polares, ante esta visión reacciona, corre  hacia la puerta, pero un hombre con cuerpo de mono le intercepta el paso, Anna cree que aquella situación era rocambolesca, algo estaba pasando en su cerebro que no entendía, no podía ser verdad lo que le estaba pasando, pero Piluca parecía insistir en convencerla de algo que ella no comprendía.

De pronto el atrio se llena con una legión de seres amorfos, parecían seres inhumanos los que irrumpen en el espacio, estos seres la rodean, Anna cree no tener escapatoria, se encontraba perdida en un mundo que no era el suyo, Piluca se acerca a ella con una reluciente bandeja de plata en las manos que contenía pequeños montoncitos de  una sustancia similar a la harina por donde empezaron a salir pequeños gusanos negros, entonces Piluca le exige  que pruebe esa sustancia diciéndole es “gratis” insistiendo mientras de su boca salía una sonrisa malévola. Anna sin entender bien que quiere de ella, se niega a probarla, uno de aquellos seres la amenaza con un látigo como si fuera un domador de circo.

Anna en aquellos momentos recuerda la Faz de Cristo Nazareno, lo invoca, y, algo grande sucedió porque de repente todos  aquellos seres desaparecieron, y entonces notó cómo una mano cálida la toma de su mano infundiéndole con su cálido contacto el valor que necesitaba para salir de allí, conduciéndola de regreso a su casa.

Cuando llega a casa, se encuentra a su madre sentada en la cocina, parecía gemir, al verla le preguntó con dulzura ¿dormiste mejor anoche? Anna se acaricia la mano que aún olía a un sublime perfume de amor que se había impregnado en su piel. Entonces tuvo una visión, aquella mano fue la que la guio hasta  sacarla de aquel infierno.

Después de aquel sobresalto, sabía que lo que le había ocurrido no era normal, y pensó que aquellas pesadillas que estaba padeciendo desde que hizo amistad con Piluca, pudiera ser que fuera normal padecerlas ya que aquellos sueños y pesadillas que estaba padeciendo podía ser algo mucho peor, aunque no llegaba a discernir si lo que le aterraba le sucedía cuando se encontraba dormida o despierta.

Madre e hija se abrazan, poco después se encaminan hacia la iglesia, allí y como siempre la estaba esperando en su sencilla capilla Jesús de Nazareno, que había cambiado su semblante agónico por una dulce sonrisa.

Porque a su lado se encontraba una de sus ovejas que estuvo a punto de descarriarse.

Nunca más volvió a ver a “su amiga Piluca”.

Nunca te confíes de una amiga que te hace padecer pesadillas.