viernes, 16 de febrero de 2018

Hallazgo. Final

  Por la mañana al despertar, nota la ausencia de su esposa, la llama con ansiedad, y en su búsqueda la encuentra sentada en el suelo del patio, que descubrieron el día anterior, ella   miraba  extasiada las flores de las macetas  que horas antes  se hallaban lozanas, en esos momentos lucían marchitas.
De la fuente, y de su caño de aguas claras que parecían  perpetuas, fluía un líquido carmesí, Jerónimo al acercarse a su mujer, la miró a los ojos y, vio cómo su espíritu salía de su cuerpo dejando una estela brillante.
Poco después cavó una fosa, dentro del más bello parterre del jardín y la depositó allí, mientras, murmuraba una letanía. La luna remolona aún asomaba por el horizonte avergonzada por sentirse responsable de haber propiciado aquel desenlace, sin apenas conseguirlo intentaba esconderse tras una nube, mientras ante su mermada claridad parecía   besar el jardín con cariño.
Los olivos y las encinas se diseminaron a su antojo al no tener motivos para la lucha, ante este milagro, Jerónimo no quiso despertar de aquella tenebrosa pesadilla y decidió irse con la luna antes de que se ocultara tras los rayos del sol.
Aquella casa desde ese momento comenzó a tener vida propia, mientras el hombre que les vendió la finca puntualmente y desde que  Casilda  y Jerónimo desaparecieron al atardecer  entraba en el jardín y regaba una maravillosa flor que había nacido de la nada, la fuente siguió con su chorro de agua clara.
Se había hecho realidad un sueño, nadie por los alrededores de aquella finca sabían de donde provenían los primeros dueños de la finca, solo se hacían conjeturas de que aquella casa solitaria era una casa que había sido erigida  a los difuntos, pero todos ignoraban cómo habían sido transportados hasta allí , este era un misterio que empujaba a no pasar a los vecinos  por esa linde, pero para Casilda y Jerónimo era imprescindible que la encontraran, esa oportunidad se la dio una tarde de verano que les surgió un eclipse de sol.
Aquella noche se pudo escuchar cómo  la montaña temblaba ante un Rong Rong, producido por el roce de tablillas. Poco después fue descubierta una pista de aterrizaje por uno de los satélites, pero cuando fueron a investigarla había desaparecido, una tormenta antes de que llegaran los investigadores lo arrasó todo. Aquél día hubo un eclipse solar completo, y en el inmenso azul celeste vieron como la luna empezó a meterse en el sol. Ante el apasionante fenómeno astronómico, estos científicos sólo recordarían que habían tenido la oportunidad única de ver cómo anochece en pleno día.
Fue magia, hechizo. Según la ciencia es la forma que tiene la tierra  de ocultar lo que no puede salir a la luz.

Nunca intentéis descifrar los enigmas, pueden ser peligrosos, lo oculto debe seguir estándolo hasta que le llegue el momento de emerger, entonces cuando esto suceda, estad preparados, puede ser que el cambie para todos.








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