martes, 25 de julio de 2017

Lo mejor es la neutralidad. Final

Anna no tenía ni la más remota idea de qué nuevo misterio se enfrentaba con aquel personaje desconocido.
Su mente, parecían haberse alborotado, la cabeza le empezó a dar vueltas como si se hubiera subido a una noria, pues aquello que estaba presenciando, podía ser muy serio, ¿Se encontraría ante un fantasma?
Y el hombre, volviéndose hacia ella le dijo con rotundidad para que lo oyera, “Si” dijo  antes de que ella tuviera tiempo de articular palabra alguna.
Anna poco después me comentó, que ni siquiera se había imaginado un caso tan sorprendente como el de vivir esos momentos. Anna envidió a aquel hombre que podía deshacerse de lo que no le servía, ¿Pero qué barbaridad estaba pensando?
Empezó a envidiarlo, era lo que sentía a pesar de que le dijera que ella también podía hacer lo mismo que él y, que si quería también podía  hacer con sus miembros todo lo que quisiera, pero para hacer todo eso tenía primero que deshacerse de pensamientos, negativos,  banales, porque estos pensamientos sólo suelen hacer que se desperdicie parte de la inventiva. Y por lo tanto quiero decirte—le recomendaba aquel hombre-- no consientas que una sola crítica pueda  mermar  tu imaginación, pues ésta es un manantial de vida que dosificándola nunca  se agota.
Estas palabras hicieron que  Anna se quedara  perpleja.
Y, siguió diciendo:
 No dejes de producir esos relatos que con ellos puedes hacer que una mente torturada por los avatares de la vida, pueda con  tus fantasías literarias hacer que esa persona, aunque  sea una sola, tenga la fuerza de sacarla del profundo abismo en la que se pueda encontrar en esos momentos, y eso  tan sólo puede suceder en su rato de ocio, que puede hacer cambiar al ser humano al entrar en ese  milagro que es  la de  integrarse con la  fantasía.
Entonces, de repente aquel hombre, comenzó a volar ante su atónita mirada.
Señor le dijo al fin Anna con voz clara y, en un tono que parecía reprobatorio: “me está asustando con hacer esas cosas tan extrañas, y ni siquiera he sido avisada para que no me sorprendiera”
El hombre tiró el sombrero al suelo, y Anna lo recogió pensando que era un acto de generosidad, entonces, al tocarlo con sus manos, su cuerpo empezó a elevarse hasta volar junto a él, llegando justo hasta sobrepasar las nubes; una vez que Anna se vio en las alturas supo que todo había vuelto a sucederle.
De repente, una impresionante tormenta de agua y viento sepultó todo lo que pudiera dar testimonio a aquello que había vivido.
Fue curioso que un desagradable zumbido de moscas azules moribundas cayera  a los pies de Anna.
Cuando llegó a su casa, subió de dos en dos las escaleras hasta el cuarto piso, su puerta se encontraba abierta. Como una exhalación entró en su despacho, el ordenador se encontraba conectado.
Y sin apenas darle tiempo a pensar se encontró escribiendo ante un folio en blanco, y en esos momentos fue cuando comenzó el relato de su nueva novela. Algo raro le pasaba pues, de su mente brotaba como si de un manantial se tratara todo el argumento de esa nueva  novela que ni siquiera había pensado cómo sería la trama, todo estaba saliendo  de los trazos  de su bolígrafo, ilusionada quiso pensar que aquella novela  podía ser su Ópera Prima.
 Y, supo que debía seguir escribiendo; tan sólo quedaba flotando una palabra hiriente y confusa en el aire, que al querer olvidarla, Anna  la convirtió en todo lo contrario, pues hizo despertar en ella de nuevo la magia.
 Un año después  aquella persona que quiso destruirla con unas palabras despreciativas, cuando supo que había escrito una nueva novela y que había sido un gran éxito de ventas, aquel hombre de sentimientos retorcidos, se vio envuelto en un laberinto de desolación al ignorar el significado de cómo se deben usar las palabras.
¿Qué es lo que lleva al hombre a  inducir tener  una conducta reprochable ante una persona?
Tal vez sea una obcecación por querer que nadie le haga sombra en su deficiente y anodino trabajo, no aceptando que alguien por casualidad  pueda encontrar fortuitamente un fenómeno inesperado que pueda darle ese impulso que todos necesitamos, algo que al  presentarse  de golpe y, ser aprovechado, puede cambiar todos nuestros esquemas.
 Este hombre sin saberlo estaba inhibiendo con su proceder las Meninges que al no dejarla reaccionar con normalidad, lo abandona, dejándole sin fantasías dentro de un complejo  que va más allá de lo razonable, no dejando nada  en su memoria. Sin embargo Anna y sólo Anna supo aprovechar el ser  testigo de algo que le pareció recurrente, porque  sin saberlo había roto todo lo razonable de la realidad incontenida.
Ahora cuando Anna se encuentra ante su mesa de trabajo, siente en su interior que no puede dudar que lo que creyó ver podía ser realidad.  De nuevo se dispuso a escribir, solo se le ocurrió, que a este nuevo relato se le podía llamar simplemente “recalcitrante” por lo arriesgado de su atrevimiento, pues con toda seguridad, nadie  creería, que este relato hubiera sido una realidad.
¿Pero la novela?
Ahora Anna se encontraba con otro nuevo dilema, pues no sabía  cómo titularla.
Quizás.
Viajes por una mente escondida en las Meninges
 Tal vez-- pensó-- sería contraproducente, el querer desentrañar los misterios que guarda nuestra cabeza  que sólo él Creador  puede desvelar.
Lo cierto es que en cualquier momento de nuestras vidas, puede que  llegue a sorprendernos alguna reacción espontánea, puede que nos venga de esas Meninges  que sin remisión llevamos todos con nosotros.

Cuidado hay que mimar esa parte del cuerpo, pues al no ser visible, puede que nos sorprenda, nunca se sabe cuál puede ser su reacción.











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