martes, 13 de diciembre de 2016



EN LA VIDA HAY QUE SEGUIR CRECIENDO, PORQUE SI NO LO HACES, NUNCA ALCANZARÁS TUS OBJETIVOS.


FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y QUE LLEGUE ESA PAZ QUE ILUMINE VUESTRO CAMINAR.





La pirámide de La Luna (2ª parte)

Anna sigue escuchando y poco después se produjo un aparentemente silencio.
En esos momentos recuerda aquel pequeño fragmento de cráneo que recogió del suelo y que había guardado, se encontraba tan alterada que no recordaba dónde lo había puesto, busca en su mono de trabajo, pero no estaba, con ansiado nerviosismo lo busca dentro de su bolso, respira hondo, allí se encontraba el fragmento de cráneo. Al cogerlo escuchó una risa infantil que la hace estremecer, intenta calmarse, de nuevo echada encima de la cama intenta convencerse de que todo lo sucedido en aquella habitación era consecuencia de un mal día, cierra los ojos, no quería dar pábulo a sus pensamientos pues no podía ser realidad lo que estaba imaginando.
Aquel amanecer parecía resistirse y ante la perspectiva de no poder dormir, cierra los ojos, quedándose poco después profundamente dormida, cuando despierta, mira el reloj, se sobresalta, ¿Cuántas horas había dormido?
Eran las doce de la noche, no supo cómo lo hizo pero, se dio una ducha rápida y siguiendo un incoherente impulso, pidió un taxi, supo que su corazón se encontraba acelerado, pues intuyó que el destino la llamaba sobre su voluntad.
Se encontraba acomodada en el taxi cuando presintió que una energía misteriosa parecía querer advertirla que fuese cauta, pues a su alrededor se podían estar urdiendo acontecimientos que podían determinar su futuro. Sin motivo aparente el taxi se paró en medio de una calzada deshabitada, para Anna era imposible de imaginar pero al lado del conductor se había sentado un hombre vestido con rico atuendo Inca.
Cuando llegan a la Calzada de los Muertos, el personaje se apea del taxi y en esos momentos y parada ante la inmensa longitud de la calzada, siente que allí reinaba una engañosa calma que le hizo pensar que podía ser el preludio de algo nada agradable a pesar de que ignorar el porqué; la atmósfera que allí se respiraba era tan tensa que hasta se podía cortar con el filo de una daga.
Cuando reaccionó, miró a su alrededor y tan solo pudo ver difusamente que al final de la Calzada, cómo aquel raro personaje que vestía con un ropaje suntuoso le hacía señales para que le siguiese, Anna dudó ante esta actitud, pero  la única opción que tenía era la de obedecer, al pisar la calzada volvió a oír el mismo sonido que días antes le había hecho temblar y retroceder. Ahora se encontraba indecisa y dudaba si debía caminar por aquella calzada al no saber que podía pasarle si de nuevo pisaba aquella tierra removida por la erosión de los tiempos.
También pensó que  los duendes del infortunio podrían estar confabulándose para colocarle obstáculos que podían ser para ella infranqueables.
De nuevo pudo oír la risa de niño, toca el bolso, lo abre y saca el pequeño fragmento de la supuesta calavera que el día anterior había desenterrado.
Mientras tanto Anna seguía con aquel pedacito de hueso en la palma de la mano cuando de nuevo volvió aquel aparente silencio mientras empezaba a caminar por aquella ciudad desierta donde los edificios  son monumentos funerarios que guardan restos humanos.
Al fin se decide y camina con pasos inseguros, a pesar de que no le asustaba para nada aquella necrópolis, pero si se sobresalta cuando cree escuchar algo parecido a un mensaje que desconocía su procedencia y fue entonces cuando empezó a sentir pánico cuando sus pies empezaron a gravitar sobre la tierra hasta acercarla a la pirámide de La Luna, de pronto como si para ella fuera algo vital, siente enormes deseos de escuchar aquellos silencios que no pudo descifrar a pesar de poner toda su energía en ello,  estaba segura de que hasta su cerebro llegó la voz angustiada de una madre que pedía clemencia para su hijo, un hijo que estaba predestinado por los dioses para que fuera el rey de Teotihuacán.
Una vez junto a  la pirámide siente, que los pies se encuentran en el suelo, entonces cree encontrarse en un terrible dilema,  no sabe cómo entrar en ella, pues el personaje que vio en el taxi había desaparecido. Entonces, ensimismada contempla la monumental estructura y supo que a ella sola le iba a ser imposible entrar, pues necesitaba  buscar de dónde provenían aquellos sollozos de aquella madre. Mirando aquella imponente mole, piensa que le iba a ser muy difícil analizar desde el suelo la forma de entrar en ella. Su asombro creció, pues aquella pirámide estaba formada por al menos siete edificios, Anna seguía perpleja, nunca vio nada que se le asemejara, pues las torres se encontraban configuradas por aquellos siete edificios o torres, encontrándose todas ellas colocadas uno encima de otra en perfecta conjunción, tanto que parecían estar todas envueltas de manera mágica como la piel de las capas que envuelven las cebollas.

Desorientada después de haber hecho un pequeño análisis de aquella maravilla y sin saber qué hacer, se sienta en una de las piedras que forman el basamento de la pirámide para descansar y pensar. Poco después, aquella piedra la sobrecoge, pues empieza a moverse bajo su cuerpo, se levanta de un brinco y alguien pronuncia su nombre, cuando busca con la mirada de donde podía salir aquella voz, la piedra donde poco antes se había sentado se hizo a un lado dejando al descubierto una oquedad por donde Anna penetró.


Continuará...