viernes, 3 de junio de 2016

Semáforo (1ª parte)



Hacía tiempo que no se encontraba tan relajada, vivía dónde siempre había querido vivir, era un apartamento pequeño pero elegante con su sello personal, se encontraba ubicado en un antiguo edificio en el centro de la ciudad y frente a su ventana, a la que tanto le gustaba asomarse, se encontraba un gran parque sembrado mucha variedad de plantas que le daban  sombra; los abetos, plataneros y muchos más árboles.
Aquella tarde en la que Anna se encontraba asomada a su ventana parecía estar mejor que nunca. Mirando la calle se sentía feliz sobre todo al saber que no formaba parte de aquel colectivo que caminaba con frenesí, sin ni siquiera cruzar una mirada con el que pasa rozando su brazo, dando codazos tan sólo para llegar al paso de cebra unas décimas de segundos antes que el semáforo se pusiera en rojo.
Anna se mira las manos, sonríe, su sonrisa era ambigua, cómo casi todo lo que  había hecho en su  vida, su edad también era ambigua, unas veces aparentaba tener menos edad de que en realidad tenía, pero cuando llegaba el temido invierno para ella, su aspecto era tan diferente que ni ella se reconocía.
Hacía unos días que no cesaba de tener una pesadilla tras otra, por la mañana al levantarse algunas veces ni siquiera se atrevía a asomarse a su ventana.
Una de esas noches de tenebroso insomnio en un impulso se levantó de la cama, salió a la calle atravesó el paso de peatones y se adentró en el parque; la brisa era desapacible, la copa de los árboles se mecía, los rosales, gladiolos y las dalias parecían despertar a su paso para mirarla, la gravilla que rodeaba los parterres crepitaba bajo sus pies al ser pisada.
Un resbalón la obliga a sentarse en uno de los bancos, todo era silencio y soledad, no había nadie que corriera hacia el paso de cebra para coger el semáforo en verde.
Se levanta del banco cuando empezaba a amanecer, el jolgorio de los trinos de los pájaros  al despertar la puso de mal humor.
Cuando va de regreso a su precioso apartamento, da un rodeo para pararse en cada uno de los postes que va encontrándose en su camino y que sostienen los semáforos. Poco después entra en su casa, se toma una taza de café y se acomoda cómo solía tener por costumbre en la ventana. Anna se distrae viendo aquel frenesí que se sucedía día tras día.
Un golpe a chapa machacada hace que los viandantes vuelvan la con curiosidad, un autobús urbano se había llevado por delante el maletero de un coche aparcado; los dos conductores emprenden una acalorada discusión  hasta ver llegar a un policía, de nuevo se hace oír otro golpe, que hace parase en seco a los que corren acelerados hacia su puesto de trabajo.
Ante tanto encontronazo se forma un terrible caos,  las gentes no cesaban de correr de un lado para otro desorientadas ante el ruido que hacen las sirenas de los coches policías, llegan más policías motorizados, por el reloj del parque los minuteros marcaban las diez de la mañana, ya nadie corría  ni miraban sus relojes, las horas pasaban y no habían llegado a sus puestos de trabajo, siguen llegando vehículos de los servicios del Ayuntamiento y  grúas para retirar los coches siniestrados. Mientras tanto, las bocinas de los coches con los conductores cabreados no dejan de clamar vía libre para seguir circulando.
Estaba llegando la hora de comer pero la aglomeración parecía estar en su más álgido momento, los conductores se bajaban de los vehículos  dejándolos abandonados, ya nadie pensaba en ir a trabajar y era imposible transitar por las aceras.
El parque se llenó de improvisados paseantes, las rosas abrieron sus pétalos para obsequiarlos con su aroma para que no se sintieran tan desesperados, la brisa que mecía las copas de los árboles desprendía su sabia sobre ellos haciendo de benefactora calma.
Anna sigue expectante desde su ventana pero algo de repente cambió y los árboles del parque se encresparon con una gran agitación, el viento empezó a ser virulento presagiando una tormenta.
Anna se impacienta, había oído pasos ante su puerta, miró tras la mirilla y vio el reflejo de la luz de una linterna.







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