lunes, 24 de marzo de 2014

Amnesia (final)



Anna cuando se retira de la ventana se mira al espejo de su tocador, se toca la cara… ¿Estaría sufriendo alucinaciones? Todo lo que había visto aquella mañana, ahora en su cabeza le parecía que estaba quizás demasiado difuso; allí frente a ella y en el momentos en que de nuevo se asoma a la ventana, alucinada, ve que todo sigue igual, entonces mira con detenimiento aquel árbol famélico y seco  que seguía en su sitio…ya ni siquiera puede creer que los jardineros pudieran haber estado hurgando en aquel trozo de jardín, tan sólo habían dejado  (que para ella era una evidencia) que era aquel recuadro de tierra negruzca y entonces, en un impulso piensa “quizás esta tierra pueda aclararme lo que creí ver”, pues empieza a dudar que fuera cierto lo que había visto aquella misma mañana.
Mientras, se hace una taza de tila para calmar sus nervios, pone la radio, todo parece encontrarse en la más absoluta normalidad, todo está igual que siempre, noticias, cotilleos, tertulias que sólo saben enardecer al oyente con sus opiniones encontradas.  De repente oye algo en una emisora, detiene el dial, alguien acababa de hacer un comentario que no parece gustar al moderador, pone toda su atención, escucha unos segundos más pero el habla acelerado del tertuliano no hace posible que le entienda, aún así estaba segura de que  algo debía de haber ocurrido porque al instante la radio empezó a emitir música clásica.
¿Qué es lo que estaba ocurriendo? Era tan grave como para después de hacerse un comentario, la radio dejara inmediatamente de emitir. Sale a la calle, necesita saber, aunque no estaba segura  de qué era lo que buscaba; se encuentra en las escaleras con algunos de sus vecinos, necesitaba hablar con alguien, no le importaba del qué piso fuera o tuviera más o menos amistad con ellos, tan sólo quería preguntarles si alguno de ellos había visto algo sobre lo sucedido; pero nadie parecía haber visto nada que no fuera lo cotidiano de cada día.
Anna se encuentra desconcertada ¿Y si había sido una de esas maniobras de absoluto secretismo que se preparan dentro de los gobiernos?  Pero,  en este caso está segura de que se trata de desenterrar algo que se halla allí escondido? ¿Y si habían encontrado algo que fuera peligroso? Anna está dispuesta a desentrañar que era lo que había pasado, y además está segura de haber visto movimientos extraños desde su ventana aquella misma mañana. Minutos después, con paso firme, se adentra por el parque, se acerca al socavón que estaba recién tapado por una capa de arena negruzca, pero cuando se agacha para recoger con su mano un puñado de tierra, una mano  fuerte acompañada de una voz grave y potente se lo impide,  vuelve su cuerpo para mirar a la persona que le está impidiendo su investigación, los dos al mirarse cara a cara se quedan inmóviles, sus miradas se entrelazan de manera hipnótica, poco después Anna sin saber el motivo, baja la cabeza, se le ha hecho inesperadamente un nudo en el estómago, en ese momento empieza a recordar que ella hacía tiempo fue la jefa de la unidad y ella fue la que mandó instalar allí aquella cisterna que era altamente peligrosa; siente un escalofrío, ella tan sólo obedecía órdenes y no le dio el alto mando margen para pensar cuando estaba cumpliendo esa misión, porque en el hipotético caso de que se pudiera  producir algún escape… Anna en esos momentos estaba segura de que ese accidente nunca se produciría.
 ¿Pero de eso ya había pasado mucho tiempo? Por aquel entonces era una mujer curtida en el ejército, por lo tanto se debía encontrar llena de energía y valor- sigue recordando- su mente le cuenta su pasado en pequeños retazos, entonces cree saber con exactitud lo sucedido aquella mañana. Esta parte de la ciudad en aquella época se encontraba deshabitada, todo era campo árido, sin cultivar, por esa razón ella no puso ninguna objeción cuando se le pidió su opinión para realizar el enterramiento, pero ahora todo era diferente, el área estaba poblada.
 Anna por primera vez desde hacía muchos años se encuentra en aquel lugar donde se supuso mandó enterrar la cisterna cargada de agentes contaminantes ¿Pero cómo no pudo recordar en todo este tiempo? ¿Acaso manipularon su mente después de ejecutar aquel acto para que no sintiera escrúpulos? ¿Acaso se estaba volviendo vieja?, se mira las manos y entonces comprende muchas cosas, las tenía plagadas de pecas y además, aquel hombre  no le parecía un desconocido pero ignoraba de quién se trataba, habla de nuevo, ahora al verla desorientada le habla con dulzura y le dice que él tampoco recordaba nada de aquellos años en los que estuvo bajo sus órdenes de la A.O. C.
El hombre se disculpa cuando le dice que sólo sabe que le han ordenado que no se acerque nadie a esta parte del parque porque puede que aún se conserve en rescoldo contaminante en la tierra  al haber sido movido.
Anna lo mira de nuevo, necesita echar la culpa a alguien pero al mirarlo de nuevo sólo le supo decir casi en susurros:
- ¿Cómo habéis consentido que casi media ciudad estuviera en peligro al tener este artefacto tan cerca?
 Él dice rotundamente:
- Sólo se pretendía que se mantuviera aquí enterrado hasta cumplir el plazo estipulado para poder trasladarlo, con la mayor seguridad y eso es todo lo que puedo decir.
Anna entra en su casa y va directamente a su alcoba, en sus movimientos parece ser una autómata, abre el armario y saca de una trampilla una caja de latón que no recordaba  hasta ese momento que la tenía, la abre y allí había unos documentos que acreditaban que era la doctora Anna especialista en agentes contaminantes y que ella debía estar allí, en todas aquellas áreas donde se pudieran encontrar bacterias infecciosas y neutralizarlas para que no se produjeran pandemias en el caso de que se pudieran filtrar en pozos de subestación.
Anna sigue con aquella caja en las manos, una foto le hace temblar. El hombre que le prohibió coger un poco de tierra era su esposo, ¿pero porqué están separados?
Sentada en su alcoba Anna llora amargamente, a veces los sacrificios que se hacen a favor de los demás, la única recompensa que tienen es la soledad.
Alguien llama a la puerta, la abre, era aquel hombre que cuando intentó coger un puñado de tierra negra se lo impidió y que con tan sólo mirarlo a los ojos le hizo recordar  y sin palabras se funden en un largo y tierno abrazo. Anna sonríe, al abrir aquella puerta le había llegado la recompensa por los sacrificios pasados, de nuevo se habían encontrado dos corazones que habían estado separados por un trabajo que en su día les impidió recordar quienes eran, ahora Anna  se encontraba de nuevo junto a su esposo, que mucho tiempo estuvo borrado de su mente.
Ya no necesitaba recordar, sólo le daba esperanzas el presente, un presente que  su trabajo ignoró que existiera.
       

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