Anna cuando se retira de la ventana se mira al
espejo de su tocador, se toca la cara… ¿Estaría sufriendo alucinaciones? Todo
lo que había visto aquella mañana, ahora en su cabeza le parecía que estaba
quizás demasiado difuso; allí frente a ella y en el momentos en que de nuevo se
asoma a la ventana, alucinada, ve que todo sigue igual, entonces mira con
detenimiento aquel árbol famélico y seco que seguía en su sitio…ya ni siquiera puede
creer que los jardineros pudieran haber estado hurgando en aquel trozo de
jardín, tan sólo habían dejado (que para
ella era una evidencia) que era aquel recuadro de tierra negruzca y entonces,
en un impulso piensa “quizás esta tierra pueda aclararme lo que creí ver”, pues
empieza a dudar que fuera cierto lo que había visto aquella misma mañana.
Mientras, se hace una taza de tila para calmar sus
nervios, pone la radio, todo parece encontrarse en la más absoluta normalidad,
todo está igual que siempre, noticias, cotilleos, tertulias que sólo saben
enardecer al oyente con sus opiniones encontradas. De repente oye algo en una emisora, detiene
el dial, alguien acababa de hacer un comentario que no parece gustar al
moderador, pone toda su atención, escucha unos segundos más pero el habla
acelerado del tertuliano no hace posible que le entienda, aún así estaba segura
de que algo debía de haber ocurrido
porque al instante la radio empezó a emitir música clásica.
¿Qué es lo que estaba ocurriendo? Era tan grave como
para después de hacerse un comentario, la radio dejara inmediatamente de
emitir. Sale a la calle, necesita saber, aunque no estaba segura de qué era lo que buscaba; se encuentra en las
escaleras con algunos de sus vecinos, necesitaba hablar con alguien, no le
importaba del qué piso fuera o tuviera más o menos amistad con ellos, tan sólo quería
preguntarles si alguno de ellos había visto algo sobre lo sucedido; pero nadie
parecía haber visto nada que no fuera lo cotidiano de cada día.
Anna se encuentra desconcertada ¿Y si había sido una
de esas maniobras de absoluto secretismo que se preparan dentro de los
gobiernos? Pero, en este caso está segura de que se trata de desenterrar
algo que se halla allí escondido? ¿Y si habían encontrado algo que fuera peligroso?
Anna está dispuesta a desentrañar que era lo que había pasado, y además está
segura de haber visto movimientos extraños desde su ventana aquella misma
mañana. Minutos después, con paso firme, se adentra por el parque, se acerca al
socavón que estaba recién tapado por una capa de arena negruzca, pero cuando se
agacha para recoger con su mano un puñado de tierra, una mano fuerte acompañada de una voz grave y potente
se lo impide, vuelve su cuerpo para mirar
a la persona que le está impidiendo su investigación, los dos al mirarse cara a
cara se quedan inmóviles, sus miradas se entrelazan de manera hipnótica, poco
después Anna sin saber el motivo, baja la cabeza, se le ha hecho
inesperadamente un nudo en el estómago, en ese momento empieza a recordar que
ella hacía tiempo fue la jefa de la unidad y ella fue la que mandó instalar
allí aquella cisterna que era altamente peligrosa; siente un escalofrío, ella
tan sólo obedecía órdenes y no le dio el alto mando margen para pensar cuando
estaba cumpliendo esa misión, porque en el hipotético caso de que se
pudiera producir algún escape… Anna en
esos momentos estaba segura de que ese accidente nunca se produciría.
¿Pero de eso
ya había pasado mucho tiempo? Por aquel entonces era una mujer curtida en el
ejército, por lo tanto se debía encontrar llena de energía y valor- sigue
recordando- su mente le cuenta su pasado en pequeños retazos, entonces cree
saber con exactitud lo sucedido aquella mañana. Esta parte de la ciudad en
aquella época se encontraba deshabitada, todo era campo árido, sin cultivar,
por esa razón ella no puso ninguna objeción cuando se le pidió su opinión para
realizar el enterramiento, pero ahora todo era diferente, el área estaba
poblada.
Anna por
primera vez desde hacía muchos años se encuentra en aquel lugar donde se supuso
mandó enterrar la cisterna cargada de agentes contaminantes ¿Pero cómo no pudo
recordar en todo este tiempo? ¿Acaso manipularon su mente después de ejecutar
aquel acto para que no sintiera escrúpulos? ¿Acaso se estaba volviendo vieja?,
se mira las manos y entonces comprende muchas cosas, las tenía plagadas de
pecas y además, aquel hombre no le
parecía un desconocido pero ignoraba de quién se trataba, habla de nuevo, ahora
al verla desorientada le habla con dulzura y le dice que él tampoco recordaba
nada de aquellos años en los que estuvo bajo sus órdenes de la A.O. C.
El hombre se disculpa cuando le dice que sólo sabe
que le han ordenado que no se acerque nadie a esta parte del parque porque
puede que aún se conserve en rescoldo contaminante en la tierra al haber sido movido.
Anna lo mira de nuevo, necesita echar la culpa a
alguien pero al mirarlo de nuevo sólo le supo decir casi en susurros:
- ¿Cómo habéis consentido que casi media ciudad
estuviera en peligro al tener este artefacto tan cerca?
Él dice
rotundamente:
- Sólo se pretendía que se mantuviera aquí enterrado
hasta cumplir el plazo estipulado para poder trasladarlo, con la mayor
seguridad y eso es todo lo que puedo decir.
Anna entra en su casa y va directamente a su alcoba,
en sus movimientos parece ser una autómata, abre el armario y saca de una
trampilla una caja de latón que no recordaba hasta ese momento que la tenía, la abre y allí
había unos documentos que acreditaban que era la doctora Anna especialista en
agentes contaminantes y que ella debía estar allí, en todas aquellas áreas
donde se pudieran encontrar bacterias infecciosas y neutralizarlas para que no
se produjeran pandemias en el caso de que se pudieran filtrar en pozos de subestación.
Anna sigue con aquella caja en las manos, una foto
le hace temblar. El hombre que le prohibió coger un poco de tierra era su
esposo, ¿pero porqué están separados?
Sentada en su alcoba Anna llora amargamente, a veces
los sacrificios que se hacen a favor de los demás, la única recompensa que
tienen es la soledad.
Alguien llama a la puerta, la abre, era aquel hombre
que cuando intentó coger un puñado de tierra negra se lo impidió y que con tan
sólo mirarlo a los ojos le hizo recordar y sin palabras se funden en un largo y tierno
abrazo. Anna sonríe, al abrir aquella puerta le había llegado la recompensa por
los sacrificios pasados, de nuevo se habían encontrado dos corazones que habían
estado separados por un trabajo que en su día les impidió recordar quienes
eran, ahora Anna se encontraba de nuevo
junto a su esposo, que mucho tiempo estuvo borrado de su mente.
Ya no necesitaba recordar, sólo le daba esperanzas el
presente, un presente que su trabajo
ignoró que existiera.