lunes, 17 de junio de 2013

Tan sólo quise saber (1ª parte)


La impaciencia no es buena consejera, le dijo un día su abuela Susana cuando ella le hablaba de la tardanza de noticias de su hermana Gloria. Ella ante su abuela insistía como si de letanía se tratara. Mientras la abuela le decía:

-          Espera, no te precipites, a la vida la tenemos que respetar en su lugar y en su momento…

Con esas palabras intentaba convencerla. Siempre supo que había sido una mujer que destacó por su prudencia.

Blanca esperó casi dos años en decidirse después de haber mantenido esa conversación con su ya desaparecida abuela. Y  para hacer realidad el deseo de encontrar a sus hermanos, decidió ir personalmente al lugar donde creyó habían acaecido los hechos de una supuesta desaparición de sus hermana y cuñado ¿y si se estaba equivocando?

Aquel día desde su ventana vio caer una lluvia suave preludio de un otoño templado, mientras recordaba vagamente cómo los dos hacían proyectos para su viaje de novios, de mutuo acuerdo, decidiendo que sería al Caribe.

Gloria y Evaristo ya casados se encontraban en Caracas, era una mañana de un tres de Enero y serían las once de la mañana cuando emprendieron el vuelo desde la pista del Gran Roque en una pequeña aeronave, con tan sólo seis pasajeros con destino al aeropuerto Internacional de Maiquetía. Estas fueron las últimas noticias que Blanca tuvo de su hermana y cuñado.

Blanca desde entonces y al no recibir noticias de ellos llamaba periódicamente a los hoteles de las islas en la que se suponía debían estar. Ellos siempre fueron espíritus libres y habían elegido su destino pero ella sólo quería saber si se encontraban bien, eran su única familia. A veces dudaba de todos sus presentimientos, era todo tan contradictorio, su razón se debatía en querer saber y el no querer molestar.

Ensimismada en sus pensamientos, un relámpago hace que se retire de la ventana, en su iluminación parece dar volumen a las casas de enfrente. Se estremece y  en unos segundos su cuerpo pareció quedar petrificado.

¿Era cierto, lo que acababa de ver tras el relámpago? Se sienta en la primera silla que encuentra y las piernas le tiemblan mientras recuerda los relatos de su hermana cuando hablaba con entusiasmo de un lugar donde el mar mostraba  aguas  transparentes, multicolor, donde podía ser una gozada poder pescar.

¿Pero qué pesca? ¿Y para qué ir tan lejos? Ahora comprendía algunas razones aunque no todas, como el haber elegido el Caribe para su luna de miel.

Aquel día Blanca lo dedicó a desentrañar en su cabeza algunas cosas de las cuales dudaba  con respecto a su hermana, estos pensamientos le hacían sentir una rara confusión, que no llegaba a entender. Repasaba una y otra vez mentalmente todo aquello que su hermana le había contado…pero quizás era ella la que en realidad tenía alucinaciones o ¿estaba empezando a desvelar algunas incógnitas que su hermana creyó que ella nunca sería capaz de desvelar?

Al día siguiente por la mañana Blanca empezó a organizar el viaje a Venezuela pero antes quiso dirigirse a las oficinas de asuntos extranjeros. Al salir de su casa una niebla pertinaz y molesta se había aposentado sobre la capital de España, la circulación era un caos y los coches circulaban a velocidad media para evitar colisiones.

Pero Blanca aquel día caminaba con seguridad por la húmeda calle y escasa visibilidad, sus pasos parecían conducirla hacia una encrucijada umbría donde una suerte incierta  se apoderaba  a cada paso. Desde el cielo un rayo luminoso la hizo parar en seco en medio de una acera concurrida, fue fugaz pero intenso, transparente, era igual que el que vio reflejado en el edificio frente a su casa aquel día de lluvia. Entonces fue cuando creyó sentir en una fracción de segundos cómo algo extraño penetraba en su cuerpo taladrándole las entrañas. Ella en esos momentos ignoraba que se estaba acercando peligrosamente ante el implacable destino de sus hermanos.

Empujó la puerta giratoria de las oficinas de asuntos extranjeros con decisión y se dirigió al mostrador. Ya era cara conocida para la funcionaria, se acerca, de nuevo es informada, le entregan un sobre. Se retira del mostrador para leer los documentos que la funcionaria le ofrece y que dicen:

“…después de haberse realizado innumerables investigaciones al respecto de su demanda por la desaparición de su hermana Gloria y esposo, se le informa que las personas que buscan pueden haber subido a uno de los aviones desaparecidos, siendo informados por las autoridades de rescate y salvamento que al no encontrar rastro del aparato han determinado dar por concluida la búsqueda. ..”

En un sello con tinta roja y en mayúsculas ponía: Desaparecidos.

Dos días después Blanca no se resigna y con el equipaje preparado se desplaza a Venezuela. Cuando llega a Caracas no podía imaginar que se encontraría con una terrible noticia, estaban desapareciendo aviones con pasajeros. El gobierno estaba consternado, callaba, no sabía cómo desentrañar estos raros sucesos.

Para ella todo empezó aquel día que vio cómo un rayo dimensionaba la fachada de la casa de enfrente y no supo cómo le pareció encontrarse en otra dimensión, como tampoco supo que lo que había visto no era otra cosa que un escape de neutrinos de alta energía producida por una supernova.

Había presenciado sin proponérselo un pequeño átomo que se desprendió del poder cósmico en el mismo momento en que atravesó nuestro planeta, ella no podía ser la única que había percibido ese destello.

Su abuela, su hermana y su cuñado ¿también tuvieron la misma visión? Para Blanca era una evidencia palpable de la existencia de otras dimensiones, pero eran desconocidas para el resto del mundo.

Cuando en recepción pidió que le proporcionaran un hidroavión, a nadie le pareció extrañar esa petición. Minutos después se retiraba a su habitación y esperaba con ansiedad la información de salida del hidroavión. No estuvo mucho tiempo tumbada boca arriba pensando en una estrategia. Haría en primer lugar un vuelo de reconocimiento, por Cayo Crasqui.


Fotografía: losroquescrasqui.wordpress.com

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