La
impaciencia no es buena consejera, le dijo un día su abuela Susana cuando ella
le hablaba de la tardanza de noticias de su hermana Gloria. Ella ante su abuela
insistía como si de letanía se tratara. Mientras la abuela le decía:
-
Espera, no te precipites, a la vida la
tenemos que respetar en su lugar y en su momento…
Con
esas palabras intentaba convencerla. Siempre supo que había sido una mujer que
destacó por su prudencia.
Blanca
esperó casi dos años en decidirse después de haber mantenido esa conversación con
su ya desaparecida abuela. Y para hacer
realidad el deseo de encontrar a sus hermanos, decidió ir personalmente al
lugar donde creyó habían acaecido los hechos de una supuesta desaparición de
sus hermana y cuñado ¿y si se estaba equivocando?
Aquel
día desde su ventana vio caer una lluvia suave preludio de un otoño templado,
mientras recordaba vagamente cómo los dos hacían proyectos para su viaje de
novios, de mutuo acuerdo, decidiendo que sería al Caribe.
Gloria
y Evaristo ya casados se encontraban en Caracas, era una mañana de un tres de
Enero y serían las once de la mañana cuando emprendieron el vuelo desde la
pista del Gran Roque en una pequeña aeronave, con tan sólo seis pasajeros con
destino al aeropuerto Internacional de Maiquetía. Estas fueron las últimas
noticias que Blanca tuvo de su hermana y cuñado.
Blanca
desde entonces y al no recibir noticias de ellos llamaba periódicamente a los
hoteles de las islas en la que se suponía debían estar. Ellos siempre fueron
espíritus libres y habían elegido su destino pero ella sólo quería saber si se
encontraban bien, eran su única familia. A veces dudaba de todos sus
presentimientos, era todo tan contradictorio, su razón se debatía en querer
saber y el no querer molestar.
Ensimismada
en sus pensamientos, un relámpago hace que se retire de la ventana, en su
iluminación parece dar volumen a las casas de enfrente. Se estremece y en unos segundos su cuerpo pareció quedar
petrificado.
¿Era
cierto, lo que acababa de ver tras el relámpago? Se sienta en la primera silla
que encuentra y las piernas le tiemblan mientras recuerda los relatos de su
hermana cuando hablaba con entusiasmo de un lugar donde el mar mostraba aguas transparentes, multicolor, donde podía ser una
gozada poder pescar.
¿Pero
qué pesca? ¿Y para qué ir tan lejos? Ahora comprendía algunas razones aunque no
todas, como el haber elegido el Caribe para su luna de miel.
Aquel
día Blanca lo dedicó a desentrañar en su cabeza algunas cosas de las cuales
dudaba con respecto a su hermana, estos
pensamientos le hacían sentir una rara confusión, que no llegaba a entender. Repasaba
una y otra vez mentalmente todo aquello que su hermana le había contado…pero
quizás era ella la que en realidad tenía alucinaciones o ¿estaba empezando a
desvelar algunas incógnitas que su hermana creyó que ella nunca sería capaz de
desvelar?
Al
día siguiente por la mañana Blanca empezó a organizar el viaje a Venezuela pero
antes quiso dirigirse a las oficinas de asuntos extranjeros. Al salir de su casa
una niebla pertinaz y molesta se había aposentado sobre la capital de España,
la circulación era un caos y los coches circulaban a velocidad media para evitar
colisiones.
Pero
Blanca aquel día caminaba con seguridad por la húmeda calle y escasa
visibilidad, sus pasos parecían conducirla hacia una encrucijada umbría donde
una suerte incierta se apoderaba a cada paso. Desde el cielo un rayo luminoso
la hizo parar en seco en medio de una acera concurrida, fue fugaz pero intenso,
transparente, era igual que el que vio reflejado en el edificio frente a su
casa aquel día de lluvia. Entonces fue cuando creyó sentir en una fracción de
segundos cómo algo extraño penetraba en su cuerpo taladrándole las entrañas.
Ella en esos momentos ignoraba que se estaba acercando peligrosamente ante el
implacable destino de sus hermanos.
Empujó
la puerta giratoria de las oficinas de asuntos extranjeros con decisión y se
dirigió al mostrador. Ya era cara conocida para la funcionaria, se acerca, de
nuevo es informada, le entregan un sobre. Se retira del mostrador para leer los
documentos que la funcionaria le ofrece y que dicen:
“…después
de haberse realizado innumerables investigaciones al respecto de su demanda por
la desaparición de su hermana Gloria y esposo, se le informa que las personas que
buscan pueden haber subido a uno de los aviones desaparecidos, siendo
informados por las autoridades de rescate y salvamento que al no encontrar
rastro del aparato han determinado dar por concluida la búsqueda. ..”
En
un sello con tinta roja y en mayúsculas ponía: Desaparecidos.
Dos
días después Blanca no se resigna y con el equipaje preparado se desplaza a
Venezuela. Cuando llega a Caracas no podía imaginar que se encontraría con una
terrible noticia, estaban desapareciendo aviones con pasajeros. El gobierno
estaba consternado, callaba, no sabía cómo desentrañar estos raros sucesos.
Para
ella todo empezó aquel día que vio cómo un rayo dimensionaba la fachada de la
casa de enfrente y no supo cómo le pareció encontrarse en otra dimensión, como
tampoco supo que lo que había visto no era otra cosa que un escape de neutrinos
de alta energía producida por una supernova.
Había
presenciado sin proponérselo un pequeño átomo que se desprendió del poder
cósmico en el mismo momento en que atravesó nuestro planeta, ella no podía ser
la única que había percibido ese destello.
Su
abuela, su hermana y su cuñado ¿también tuvieron la misma visión? Para Blanca
era una evidencia palpable de la existencia de otras dimensiones, pero eran
desconocidas para el resto del mundo.
Cuando
en recepción pidió que le proporcionaran un hidroavión, a nadie le pareció
extrañar esa petición. Minutos después se retiraba a su habitación y esperaba
con ansiedad la información de salida del hidroavión. No estuvo mucho tiempo tumbada
boca arriba pensando en una estrategia. Haría en primer lugar un vuelo de
reconocimiento, por Cayo Crasqui.
Fotografía: losroquescrasqui.wordpress.com
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