Y Eduardo se presenta:
- -
Soy policía de lo criminal Eloísa, estos
asesinos mataron a tus padres y su intención era quedarse con todo vuestro patrimonio una vez
te hubieran liquidado a ti también.
Eloísa escucha desorientada la
narración de Eduardo y empieza a pensar que nunca sabrá si ella ha sido la
culpable de los dos asesinatos. Deja de oír la voz de Eduardo y se desmaya.
Momentos después de dejar al
anciano, clavo mi espuela en la fiel Truhana y cabalgo hasta caer extenuado. Toda
esa historia que había oído por boca del anciano, ya la había oído narrar
a mi padre con lágrimas en los ojos.
Un buen padre, pero que yo nunca vi sonreír.
Mientras, y detrás de una ventana
del primer piso, una anciana escucha con lágrimas en los ojos su historia.
Porque el hombre que también la escuchó era el vivo retrato de aquel que la enamoró
y al mismo tiempo truncó sus ilusiones dejándola para siempre en el olvido, en
un mundo exento de ilusiones.
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