martes, 6 de marzo de 2012

Homenaje a la Mujer

8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Este domingo, y como viene siendo habitual en mí, después de la cena y cuando la casa se encuentra dormida y sumida en ese silencio donde solo se oye el crujir de los muebles que parecen tomar vida quejándose del ajetreo del día y haciéndome vivir momentos de misterio.
Me siento en mi sillón, para ojear el periódico del día. Sabiendo que a esas horas ya muy entrada la noche las noticias de la prensa se han vuelto viejas, pero aún así, leo con atención un artículo en la sección dominical de Yo Dona, este articulo habla de la primera mujer que leyó en una biblioteca “un libro”.
Teniendo que pasar más de un siglo desde que Felipe V abriera las puertas de la Biblioteca Nacional, que fue inaugurada en 1711. Por aquella época estaba vigente la Constitución de 1761, en la cual se decía prohibir la entrada a la biblioteca a gentes mal vestidas, o mendigos, poniendo especial énfasis que también se prohibía la entrada a las mujeres. Porque estas podían distraer a los hombres en horas de estudios. Después de varias protestas por parte de las féminas, se hizo una concesión que les permitiera la entrada solo los sábados pero solo de visita, no admitiéndolas como lectoras.
Pero la historia ha demostrado sobradamente que la mujer es valiente ante la adversidad (y que conste que no soy nada feminista). Un día se reunieron un grupo de mujeres intelectuales dispuestas a reivindicar sus derechos como ciudadanas, haciéndose oír para romper la exclusividad masculina.
Una de ellas rompiendo el protocolo solicitó un permiso a la entonces regenta María Cristina, obteniendo así la licencia para poder entrar en las bibliotecas, y así fue como esta mujer llamada Antonia Gutiérrez Bueno, consiguió ser la primera fémina que se sentó ante un pupitre en una biblioteca para leer un libro.
Logrando aquel día un triunfo muy significativo. Dando por hecho, que el hombre es igual a la mujer en inteligencia, y demostrar que además de parir y tejer jerséis al calor del hogar, sirve para muchas cosas más, como se ha demostrado en el siglo en que vivimos, como el de llegar a desempeñar un cargo militar, llevar un negocio, administrar su casa y además saber dar amor.
Y todo esto se lo debemos a una de las mujeres que fueron valientes que gastaron toda su energía y tesón en conseguir que a todas nosotras se nos abrieran las puertas de la cultura.
Y yo si no hubiera sido por este artículo que la noche del domingo leí por casualidad no hubiera conocido el nombre de esta mujer que lucho por todas nosotras. Por eso, yo desde aquí, quiero rendir mi humilde homenaje haciendo saber de su proeza, para que no quede en el olvido al menos por unos días.
Pero tampoco olvidemos que fueron muchas las mujeres que con su esfuerzo tejieron y seguirán tejiendo la historia con un suave olor a perfume.

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